El momento energético

Finaliza 2021, es verano, la pandemia afloja provisoria o definitivamente y el país recobra el ritmo económico. Es momento propicio para los brindis y los abrazos de despedida a un año atípico; es importante también el balance y las reflexiones sobre lo que se hizo y lo que se podría haber hecho.

El sector energético requiere profundizar un análisis que nos permita enfocarnos en resolver problemas del presente; y así aspirar a un futuro mejor.

Definir los problemas actuales, jerarquizar su importancia y establecer un orden de prioridades para su resolución. Nunca tendríamos un buen futuro si nos equivocáramos en los diagnósticos del presente, y mucho peor aún si después del buen diagnóstico equivocáramos las formas de solucionar dichos problemas.

Muchos que han llegado tarde en sus vidas a la política, pero que han tenido o tienen funciones de relevancia política en gobiernos fracasados son proclives a usar -como excusa para los fracasos propios- argumentos infantiles del tipo: “hice las cosas bien; pero me equivoqué al comunicar las medidas”; o más frecuentemente aún: “yo (antes de asumir) ignoraba que tal asunto de Estado era tan difícil de resolver”.

Dicho lo anterior y suponiendo que la “política nacional” evite ex ante que la improvisación y la ignorancia colonicen los gobiernos futuros cabría formular la descripción de un cuadro de situación energética realista para fin de 2021.

Me basaré para ello en los últimos datos publicados por el IAE Mosconi en su informe de Tendencias Energéticas1.

La economía energética desquiciada

El sector energético argentino al finalizar 2021 habrá recibido una cifra que supera los 10.000 2 millones de US$ en concepto de subsidios energéticos destinado a la oferta y/o a la demanda de Energía. La velocidad de expansión de los subsidios es enorme: 107% anual; un ritmo que duplica la inflación anual.

Los especialistas en economía energética del IAE Mosconi han pronosticado en un trabajo recientemente publicado que los subsidios energéticos podrían, bajo determinadas condiciones de proyección, trepar hasta los US$ 15.000 millones de durante 2022.

La cifra es de por si escalofriante si se tiene cuenta que un ritmo de expansión de subsidios como el descrito es no financiable. Basta para ello relacionar ese monto anual solo con el monto del último préstamo obtenido por Argentina con el Fondo Monetario Internacional3 (FMI) que actualmente es objeto de renegociación.

Un segundo elemento propio de la Economía Energética que describe el desquicio económico sectorial han sido las afirmaciones recogidas durante el Seminario realizado por el IAE Mosconi en octubre del presente año.  Las empresas de servicios públicos energéticos operan dentro de una economía nacional con fuerte inflación y con tarifas parcialmente congeladas en los últimos 20 meses lo que provoca un atraso tarifario que en promedio alcanza al 60%. En este contexto se puede concluir que la Economía Energética nacional es uno de los factores distorsionantes más relevante de la Economía nacional y que la distorsión crónica de la Economía nacional torna inviable a la Economía Energética.

La producción energética nacional  no satisface  a la demanda interna

Veamos:

a)         demanda energética interna está en recuperación      

Los datos de la demanda interna de productos energéticos correspondientes al mes de octubre de 2021 indican que Argentina ha recuperado – después de la caída la demanda interna imputable al Covid 19- el nivel de demanda previa al inicio de la pandemia.

Acá algunos datos:  a) la demanda de energía eléctrica ha crecido un 3,9 % en los últimos 12 meses respecto al año anterior, y el nivel de demanda de octubre de 2021 es un 4,3 % superior al de el mismo mes de 2020: b) la demanda conjunta de naftas y gasoil creció un 14,1% en los últimos 12 meses y un 30,1 % con respecto a octubre de 2021; y c) en gas natural la demanda agregada se incrementó un 1,6 % en los últimos 12 meses y 15,6% en el mes de octubre de este año con respecto a igual mes de 2020. Estos valores de demanda energética son congruentes con los indicadores EMAE producido por el INDEC un crecimiento de la actividad económica del 10,9 % en el año respeto al año anterior y un 11,6 % en el mes de octubre de 2021 con respecto al año anterior.

b)         La producción está sin reacción ante  el  crecimiento  de  la  demanda

Los valores de crecimiento de la demanda interna precedentes se deben contrastar con los datos de producción energética nacional que exhiben un marcado estancamiento como calificación general: a) en petróleo un crecimiento exiguo y desparejo en los últimos 12 meses equivalente al 2,7 % con incrementos en petróleo no convencional que se combinan con fuerte  caídas en los yacimientos convencionales: b) en gas natural una  caída del   2,8 % en los últimos 12 meses y una muy importante disminución en la producción de yacimientos convencionales y una muy insignificante incremento en los yacimientos no convencionales.

c)  Argentina  incrementa  en  2021 sus problemas energéticos

Como resultado de los dos efectos comentados en a) y b) Argentina profundiza sus desequilibrios energéticos. Por un lado, se hace más y más dependiente de las importaciones de gas natural licuado y de gasoil agravando los desequilibrios del país en materia de divisas.

Por otro lado, al no poder acceder al gas, el país e desmejora su balance energético emitiendo más gases de efecto invernadero al reemplazar aquel con cada vez más por gasoil; fueloil y carbón en nuestras usinas térmicas que incrementaron su utilización en 124 %; 148% y 98% respectivamente de aquellos combustibles; y que además son muchísimo más caros que el gas natural, lo cual, además, perjudica la economía energética.

Epilogo:   Argentina termina 2021 sin plan energético  y con la empresa  YPF en una delicada situación economíca y financiera

No quisiera terminar estas líneas sin poner de manifiesto tres problemas concurrentes de importancia estratégica que permanecen irresueltos en nuestro país cuya “no resolución” genera un problema mucho mayor.

En primer lugar, debemos señalar que Argentina termina un nuevo año sin que el Estado argentino haya podido elaborar un Plan Energético Nacional; y mucho menos consensuarlo; debatirlo y aprobarlo por ley del Congreso Nacional.

Es difícil que en este contexto los inversores externos e internos vean en Argentina un país con oportunidades. Un sector energético sin Plan Estratégico es “un barco a la deriva”

En segundo lugar, no puedo menos que plantear mi gran preocupación por la situación económico financiera de YPF precisamente en momentos que la empresa cumplirá 100 años desde el decreto del Presidente Hipólito Yrigoyen de 1921. El Gobierno debe trasparentar a la ciudadanía el estado actual económico y financiero de la compañía en función de la responsabilidad que le cabe como accionista mayoritario de la compañía.

Finalmente debo reclamar al gobierno que ejerza en plenitud el poder que la ciudadanía le ha conferido: su misión de gobernar no consiste en pactar con las corporaciones las soluciones estratégicas que debe adoptar el Estado. Su función es adoptar decisiones políticas persiguiendo el interés común y como fin último el “bienestar general” que menciona el Preámbulo de la Constitución Nacional que nos rige.