La historia económica mundial nos enseña que los liderazgos económicos de carácter global no son permanentes. Desde la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII hasta los inicios de este milenio, los países “occidentales” liderados primero por el Reino Unido y luego por los Estados Unidos, encabezaban la importancia de su producción de bienes y servicios en el escenario global.

 

Pero este siglo se viene afirmando como el siglo del predominio chino, que ya recupera la importancia que tuvo en el pasado. Según Maddison en el siglo XVI el PBI asiático representaba nada menos que 2/3 del PBI mundial. Año a año se viene consolidando ahora el liderazgo económico de China., estimulado por las reformas económicas impulsadas a fines de la década del ’70 por Deng Xiaoping, quien dejó atrás el modelo primitivo implantado por Mao a fines de la Segunda Guerra Mundial.

 

Las reformas implementadas cambiaron el panorama económico mundial. El avance chino se fue consolidando década a década desde los ochenta. Cuando Reagan era Presidente de Estados Unidos, en 1980, el PBI de este país era más de 9 veces mayor al de China. En 1990, presidencia de George Bush, esta ventaja se reduce a 5,4 veces. En el año 2000, presidencia de Clinton, el liderazgo norteamericano se reduce 2,8 veces.

 

 

En el 2010 el presidente es Obama y la ventaja se achica a 1,2 veces. Según las estimaciones del FMI cuando el actual presidente Biden deje la presidencia, la economía china será 23 por ciento mayor a la de Estados Unidos.

 

Las economías emergentes, que en 1980 representaban el 37 por ciento del PBI mundial ahora representan el 59 por ciento. Claro que las diferencias entre el PBI por habitante, si bien vienen disminuyendo, siguen siendo considerables, Destaquemos la declinante importancia económica del denominado G-7, integrado por los grandes países industrializados (Estados Unidos. Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón)

 

Estos siete países representaban en 1980 más de la mitad del PBI mundial (51 por ciento) en la actualidad representan apenas 30 por ciento. China y Estados Unidos que hoy lideran el aporte al PBI mundial, representan el 34 por ciento de este PBI mundial, cuando en 1980 representaban mucho menos (24 por ciento). Esta realidad es importante, ya que avanza un potencial escenario conflictivo entre estos dos países, desde el punto de vista económico y político particularmente militar, esto tendría un gran impacto en todos los países.

 

Es probable que el PBI chino siga creciendo en los próximos años más que el de los Estados Unidos, ampliando así su actual favorable diferencia. Esto se fundamenta en el hecho que los niveles de ahorro e inversión de China son mayores a los de Estados Unidos,

 

El FMI recientemente ha estimado que el PBI mundial crecerá este año 3 por ciento, las 40 naciones tradicionalmente avanzadas crecerían 1,5 por ciento y las 156 economías emergentes 4 ciento Las naciones emergentes y en desarrollo de Asia continúan liderando este año el crecimiento económico mundial, también continuaría el rezago de América Latina, con un menor aumento de su PBI.

 

El avance de las economías asiáticas, particularmente China e India, se afianza todos los años, se espera que China crezca este año casi el triple que los Estados Unidos (5,2 versus 1,8 por ciento). Por su parte, el FMI espera que la India siga creciendo este año más que la Unión Europea (6,1 versus 0,9 por ciento). Este desigual avance de la producción de bienes y servicios viene cambiando el mapa mundial de las actividades económicas que está girando desde Europa y América del Norte hacia el Asia- Pacifico, con China que año a año fortalece su liderazgo productivo en el mundo.

 

Las diferencias son notables, por ejemplo, China desde hace varias décadas viene expandiendo anualmente su PBI a un ritmo que es el doble que Estados Unidos, impulsada por altas inversiones.

 

Nuestro retroceso en el escenario internacional es notable, ya que hemos dejado de significar el 1,3 por ciento del PBI mundial en 1980, para disminuir a 0.7 en la actualidad. Hemos perdido el tradicional liderazgo en el nivel de vida de la población en el Cono Sud. Destaquemos el mayor crecimiento económico en las últimas décadas de Chile y Uruguay, países que ya registran un mayor PBI por habitante que nosotros.

 

Es hora de que entendamos que no hay crecimiento económico sin inversión, y no hay inversión sin ahorro pero atención, aquí entra a jugar negativamente el déficit fiscal, ya que el déficit fiscal es ahorro negativo, es decir mientras mayor sea el déficit fiscal, menos será el ahorro y por ende menos serán las inversiones. Es decir con déficit fiscal excesivo y prolongado, como el vigente en nuestro país no puede haber un sostenido crecimiento económico.

 

Este es el gran desafío que enfrenta ahora Argentina, que debe sin demoras recuperar su posición en el escenario internacional y su crecimiento económico para poder abatir así la creciente pobreza y indigencia de una manera permanente.

 

Es hora de amplios acuerdos políticos que le permitan al próximo gobierno retomar el camino del perdido crecimiento económico, no será nada fácil pero es el camino para abatir la pobreza y eliminar la indigencia que año a año vienen castigando a más compatriotas.

 

Volver a crecer y dejar atrás el prolongado retroceso económico y el gran aumento en la pobreza y la indigencia no será tarea fácil., por eso es la hora de un amplio acuerdo político para volver a crecer, desde ya que con esto solo no alcanza, pero sin esto no será posible. Debemos de asumir la realidad y acordar entre las fuerzas políticas la implementación de las políticas económicas para comenzar a transitar por el sendero del crecimiento y la inclusión social. No podemos aceptar que el futuro de nuestros hijos sea el éxodo.

 

Alieto Guadagni es ex secretario de Energía. Miembro de la Academia Nacional de Educación y del Instituto Di Tella.