• Al final del día, los consumidores pagan parte de lo que vale el combustible subsidiado con el tiempo que lleva hacer la fila en la estación de servicio.

Los precios máximos generan escasez. Si los mercados no pueden ajustar por precios, lo harán indefectiblemente por cantidades. Dos reglas simples, fáciles, utilizadas para comprender el funcionamiento normal de mercados en cursos introductorios de economía. 

El mercado de los combustibles no es la excepción. Se trata de una compleja e integrada cadena de valor, que incluye la producción de hidrocarburos, su transformación (refinación) y distribución en bocas de expendio. Y presenta una característica adicional: alta concentración, con YPF como líder de mercado. 

La coyuntura nos muestra un ministro candidato, que transita el calendario electoral buscando dólares y para ello aplica devaluaciones sectoriales, entre ellas, al sector petrolero. La implementación del dólar Vaca Muerta no solo buscaba la liquidación de divisas, sino que permitió al sector compensar en parte la diferencia entre el barril criollo y el precio internacional. Pero esta concesión tuvo condicionalidades: congelar el precio de los combustibles hasta el 22 de octubre o el 19 de noviembre…según fuera el resultado para el oficialismo.

A esto se suman distorsiones propias de una política del «emparche». El congelamiento minorista (estaciones de servicio), no fue acompañado por el sector mayorista. Por lo tanto y contra toda lógica, el combustible a granel hoy es 30% más caro que en las estaciones de servicio y por lo tanto aquí la explicación del aumento de la demanda que menciono el Gobierno al inicio del desabastecimiento. 

¿Era imprevisible los escasez de combustibles? La respuesta claramente es no. 

Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿qué empresa privada está dispuesta a importar combustibles que reflejan un barril de US$ 90 y venderlo en el mercado local al US$ 56? La respuesta sería ninguna, salvo YPF, a la que se la somete al quebranto de financiar una operación ruinosa con el objetivo de abastecer el mercado interno a déficit.

No se trataría, entonces, de acciones especulativas del sector sino de la verificación de los principios básicos del funcionamiento un mercado -el de los combustibles-  que es objeto de una mala política energética, que lo interviene y emparcha y que al final del día encuentra los consumidores pagando parte de lo que vale el combustible subsidiado con el tiempo que lleva hacer la fila en la estación de servicio.

 

Por Alejandro Einstoss