Muy interesante el comienzo del año energético para la Argentina. El Gobierno del Presidente Macri nos sorprendió el día de los inocentes despidiendo al Secretario de Energía que él mismo había nombrado hacía menos de seis meses y que había realizado los anuncios energéticos más importantes que se hicieron en los últimos 25 años en el país.

Según esos anuncios en cinco años nos transformaríamos en exportadores de hidrocarburos de jerarquía mundial; tendríamos un superávit de balanza comercial energética de 15.000 millones de US$/año y en Neuquén se crearían 500.000 nuevos empleos directos, indirectos en inducidos a causa del boom de Vaca Muerta. Se anunció además el lanzamiento de una agresiva política exploratoria en la Plataforma Continental hasta el talud oceánico. 

¿Qué pasó que en medio de estas noticias se despide al ministro? Mis hipótesis a falta de una buena explicación oficial son dos: a) los anuncios de Javier Iguacel eran incumplibles tal como fueron realizados; o b) la Corporación Petrolera (empresas, provincias petroleras y sindicatos) no avaló esos pronósticos y temió quedar expuesta ante la opinión pública como la culpable de no haber alcanzado las “nobles metas gubernamentales”. Cabría una hipótesis adicional que combina las anteriores: que el Gobierno autor del anuncio y las petroleras que debían cumplir con esos objetivos de producción hayan caído simultáneamente en la cuenta que la hipótesis optimista de Iguacel estaba basada solo en la persistencia de subsidios incompatibles con lo firmado con el FMI o en tarifas impagables por el pueblo argentino.

Era evidente para los especialistas energéticos reconocidos que los anuncios oficiales de producción contenían grandes incertidumbres, hubo incluso polémicas públicas, pero lo cierto es que todo el Gobierno los hizo suyos, incluidas varias conversaciones   en el marco del G20. El IAE Mosconi expresó claramente el apoyo a los anuncios, pero simultáneamente dejó bien en claro la diferencia entre la certeza con la cual se hacían los anuncios oficiales y las incertidumbres reales internas y externas que rodeaban los mismos (caída del precio internacional del crudo; precios del gas en boca de pozo; subsidios crecientes insostenibles a las petroleras, etc.). 

La situación es complicada: el funcionario saliente que en los anuncios fue acompañado por todo el Gobierno fue despedido y reemplazado por un funcionario de confianza del Presidente, pero sin antecedentes específicos en el área energética: toda una rareza en un área compleja técnica y políticamente. El Sr. Lopetegui sin embargo fue el “funcionario gubernamental” que supervisó desde la Jefatura de Gabinete la Energía en Argentina en las primeras 30 meses de gestión en los cuales los conflictos y enfrentamientos   fueron agudos, incluido el fallo de CSJN sobre el tema tarifario. Nada de lo que ocurre le debería ser ajeno.

El artículo del 3 de enero publicados en el diario La Nación Macri, ante un giro en su política energética contiene información y comentarios acertados que debemos ponderar: es en los hechos el certificado de defunción de la Política Energética estos 36 meses de Gobierno de Cambiemos. El certificado está extendido por el Diario fundado por Bartolomé Mitre con lo que ello significa;  y  está firmado por su periodista estrella Carlos Pagni.

El Gobierno de Macri-Cambiemos enfrenta ahora la dura realidad: su política energética ha fracasado en los 36 meses de gestión. Quedan los meses del pato rengo y no hay idea superadora. En los hechos el baricentro de la política energética argentina desde 2012 se apoya en los recursos de Vaca Muerta en forma exclusiva. Cristina lo hizo apoyada en Galuccio y Kicillof y Macri en Aranguren y Lopetegui. No digo que todos son lo mismo: pero todos y todas siguiendo el libreto de «nos salvamos con Vaca Muerta y Dios es argentino».

El Gobierno de Macri y de Cambiemos debería entender para salir del error, si es que quiere salir realmente, que una política energética nacional no es solo la política petrolera, es mucho más que ello y no habrá política si no existe previamente una estrategia energética nacional consensuada. La política energética hoy no se puede concebir sin tres pilares hoy dejados de lado: El Sector Eléctrico; el Cambio Climático y la fuerte y racional inserción de la Renovables. 

Los argentinos inteligentes debemos bregar por lo que siempre bregaron quienes fueron nuestros maestros en la Energía. Alcanzar una política energética nacional integral y racional.