Por Ing. Jorge Lapeña (*)

La Energía es para todos los países un insumo básico del proceso de desarrollo económico y social. El país que no tenga una buena base energética no podrá aspirar a un “Desarrollo Integral “sin dificultades y sin sobresaltos. Una buena plataforma energética incluye: seguridad de abastecimiento, costos competitivos, energías limpias y sustentables compatibles con la lucha global contra el Cambio Climático y una economía sectorial sana. Argentina corre en desventaja por su mala política.

El Informe de Tendencias Energéticas del IAE MOSCONI correspondiente al mes de enero de 2021 analiza el comportamiento del sector en 2020. Los resultados relevados son altamente preocupantes.

El año 2020 transcurrió mayoritariamente bajo los efectos de la pandemia de Coronavirus. A partir del 19 de marzo se impuso una cuarentena estricta que incluyó diversas fases de aislamiento y distanciamiento social con restricciones en la actividad económica que impactaron fuertemente en la demanda y en la producción energética.

Comento a continuación los datos más importantes:
La caída de la actividad económica y su relación con la actividad energética

La actividad económica medida por el EMAE calculado por el INDEC con datos hasta noviembre de 2020 disminuyó en el año el 10,6 %. La actividad energética ha tenido disminuciones que acompañaron ese descenso general de la actividad económica y en algunos casos lo ha excedido largamente.

Producción de hidrocarburos y biocombustibles:
1.- PETROLEO CRUDO
En 2020 se produce una caída de la producción anual del 5,5% con respecto al año 2019 que es muy acentuada en los yacimientos convencionales que registraron una baja del 11,8% con respecto a 2019. La caída de la producción anual de los yacimientos convencionales es una de las más importantes de los últimos 40 años.

El petróleo no convencional -24,4 % del total- tuvo en el año un crecimiento del 21,1 % que compensó parcialmente la caída de la producción convencional.

Aunque la producción decayó en todas las cuencas, es necesario destacar el descenso de la producción en la Cuenca del Golfo de San Jorge donde la caída anual fue del 7,6 %.

2.- GAS NATURAL
La producción de gas natural disminuyó un 8,9 % en el año. La producción de gas no convencional -fuertemente subsidiada por el Estado nacional- tuvo una disminución del 9,1% que es mayor aún que la disminución de la producción de los yacimientos convencionales.

La producción de gas disminuyó en todas las cuencas productoras siendo particularmente preocupante la disminución de la cuenca neuquina donde se produjo la mayor caída relativa con 10,3 % en el año. Debe ponerse el foco en esa geografía y analizar sus causas.

Es altamente preocupante el retroceso productivo de YPF, el mayor productor nacional de gas, ya que experimentó una inexplicable caída del 18,2 %.

3.- BIOCOMBUSTIBLES
La producción de biocombustibles ha sufrido una caída de magnitudes alarmantes que asciende a 33,5% en 2020; que se ha aceleró en el último mes con una disminución del 58,7 % con respecto a igual mes de 2019.

La declinación productiva se produce tanto en el biodiesel como en el bioetanol y es de tal magnitud que sugiere la existencia de una razón política no resuelta al interior del sector biocombustibles; y entre el sector biocombustibles y el propio gobierno nacional cuya resolución debería considerarse prioritaria.

Producción de Energía Eléctrica:
La generación de energía eléctrica aumentó un 1,9 % en el año 2020 respecto a 2019. Es particularmente notable y alentador el incremento de la producción de las energías renovables promovidas por la ley 27197, ya que crecieron el 63,3 % con respecto a 2019.

En 2020 la Energía termoeléctrica produjo el 61,4 % de la generación total, la Energía hidroeléctrica convencional 21,7 %, las energías renovables promovidas 9,5 % y la Energía nuclear 7,5 %. Dato positivo a destacar: las energías renovables superaron en aporte a la Energía nuclear en 2020.

Las ventas de productos y servicios públicos energéticos:
– COMBUSTIBLES LIQUIDOS
Las ventas conjuntas de naftas y gasoil disminuyeron en el año 2020 un 17,7 % con respecto a 2019. En el último mes del año la disminución con respecto al último mes de 2019 fue del 6,6%.

La venta de nafta (automóvil particular y utilitarios) cayó en el año un 27,1 % con respecto a 2019. En el gas oíl (el combustible del transporte y del agro) la demanda anual disminuyó un 11,2 %.

Semejante caída en las ventas ha tenido un fuerte impacto en la economía del sector refinación y comercialización; y muy particularmente en las estaciones de servicio que pertenecen mayoritariamente al universo Pyme.

-DEMANDA DE GAS NATURAL
El gas natural tuvo en el año una caída de ventas de 4,6 % con respecto a 2019. La baja se produce en todos los rubros de consumo con excepción del sector residencial, lo que se explica por una mayor permanencia en los hogares de la población en la cuarentena.

Es en cambio inexplicable que haya disminuido la venta de gas natural en centrales eléctricas un 7,3 % en el año ya que la demanda eléctrica global aumentó. Inexplicablemente las centrales consumieron más gasoil.

-DEMANDA DE ENERGIA ELECTRICA
La demanda eléctrica tuvo un leve incremento del 1,6 % en 2020 impulsado por el sector residencial que incrementó sus consumos en el año un 7,6%, influyendo, como dijimos antes, la mayor permanencia del grupo familiar en los domicilios en cuarentena.

En cambio, la electricidad para uso comercial e industrial tuvo en el año una fuerte disminución del 5,6 % y 11,6 % respectivamente. La demanda de esos sectores tiende a normalizarse en el último mes del año.

La Economía Energética en dificultades: siguen creciendo los Subsidios Energéticos por encima de la inflación
Los subsidios energéticos experimentaron un crecimiento exorbitante en 2020 con respecto a 2019. El incremento anual acumulado a noviembre fue del 92,8%; valor que supera largamente la inflación oficial.

Cammesa –una empresa sin fines de lucro y sin capital- recibió en 2020, 293.000 millones de pesos para hacer frente al pago de combustibles para las centrales y cubrir las facturas impagas de los distribuidores a los generadores. El incremento de estos subsidios respecto al año 2019 fue del 145 % e indica que el sector privado eléctrico argentino se encuentra en virtual bancarrota.

La segunda partida de los subsidios son los que se otorgan a los productores de gas (Res 46 y a IEASA para compra de gas importado) en conjunto unos 80.000 millones de pesos. Estos aumentarán fuertemente el año 21 y siguientes por el Plan Gas 4.

Conclusiones:
El panorama sectorial proyectado a partir de estos datos es desalentador. Caída productiva y subsidios crecientes e insostenibles en el marco de una alta inflación anual y escasez de divisas constituyen un cóctel explosivo que el gobierno deberá administrar con erudición.
(*) Ing. Jorge Lapeña, Buenos Aires; 2 de febrero de 2021
Presidente del IAE Gral. Mosconi
P/BN/CC/rp.